9/14/2009





La complementariedad - femenina- masculino - ya no es suficiente

Inicio la escritura intentando aproximarme al tema desde la visión que estoy teniendo acerca de la vida y de como me parece que se nos puede estar presentado el futuro. Para eso he elegido jugar con el concepto de m“genero” como dos “energías” - la masculina y la femenina - que se han ido materializando de diferentes formas a partir de los diferentes tipos de pensamientos prioritarios, en diferentes puntos geográficos del planeta, en diferentes culturas y épocas de nuestra historia como humanidad.

Ya sabemos que lo masculino y lo femenino, históricamente, se ha atribuido de modo separado a hombres y mujeres. “Las culturas establecen, fijan, mantienen y amplían una diferenciación entre hombres y mujeres en sus roles sociales (Edgar Morin; “La humanidad de la Humanidad”) Las diferentes definiciones de género relacionadas con la sociología tienen que ver con los aspectos sociales, con el conjunto de normas y reglas asignados o asociados de manera arbitraria a ambos sexos.

Quiero mirar lo femenino y lo masculino como dos tipos de energía, dos fuerzas de acción o capacidades de poner en movimiento y de transformar la vida, como partes y como un todo al mismo tiempo.

En Wikipedia encontré que energía viene del griego νέργεια/energeia, actividad, operación; νεργoς/energos=fuerza de acción o fuerza trabajando) y tiene también otras acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, transformar o poner en movimiento.

En lo personal, y en términos muy generales, me gusta ver la energía femenina como contenedora, que acoge y recibe y que tiene una particular manera de poner en movimiento y de transformar, relacionando, haciendo conexiones para liberar después de haber contenido y así dar dirección. Es como un abrazo: redonda, circular, calida, inclusiva y que, aunque no lo parezca a simple vista, avanza y atraviesa los espacios y, teje tramas creando nuevas rutas y formas de manera poderosa. Y veo a la energía masculina como expansiva, “direccionadora”, de una acción más focalizada en lo exterior, encauzada en su acción creadora hacia construir y materializar de manera transformadora y poderosa.

Estas energías viven una en la otra. No son separables y ninguna es superior o mejor. Ambas pueden ser peligrosas y ambas coexisten en cada cuerpo de hombre o de mujer. Es extraño encontrar una mujer absolutamente “femenina”, o un hombre “totalmente” masculino”, aunque ni nosotras ni ellos podamos darnos cuenta.

Ambas energías se manifiestan en cada hombre y cada mujer de manera diferente según el momento evolutivo en que se encuentran o que habiten.

Son dos energías en un cuerpo, durante una vida entera.

Veo que lo mismo ocurre a nivel macro. Si miro al planeta y a la especie humana como un todo; veo que estas energías, la femenina y la masculina – y no hablo de hombres y mujeres - están habitando este “cuerpo” llamado tierra, y pareciera que estamos en un punto de inflexión crucial, en el que su complementariedad no es suficiente. Complementar significa añadir, completar, poner lo que falta.

Creo que es importante observar que ese ha sido un gran avance de la evolución en nuestra civilización. Que ambas energías han llegado a un momento en que no luchan una contra la otra - obviamente en algunas sociedades o grupos más que en otros por las diversas visiones de mundo y valores que tienen - sino que mas bien lo femenino y lo masculino se complementan.

Sin embargo, la mirada de la complementariedad, que ha aportado un avance en la unidad de estas energías, ya no es suficiente para la continuidad de la vida en este cuerpo llamado tierra.

Es necesario que estemos concientes de lo que podría llamarse la “coexistencia en sincronía integral” de estas dos energías. En donde ambas se van desplegando y fluyen simultáneamente para hacerse cargo de la vida desde una “gran unificación”. No se trata de que cada una ponga lo que le falta a la otra. A ninguna le falta nada, están completas en si mismas. Ambas son capaces de acoger, contener, destruir y construir, crear, transformar, avanzar y cuidar. Cada una con su expresión o modo de manifestación propia. Ambas energías son un todo y al mismo tiempo una parte de un todo mayor que es la vida.

Dos energías, un cuerpo, una vida tanto a nivel individual como de toda la humanidad.

Si desde pequeños, comenzamos a – aprender- experimentar –enseñar reconocer- practicar- la vida con estas dos energías coexistiendo en sincronía integral, en cada ser humano, incluso cada ser vivo - indistintamente de su sexo- la “educación” estará empapada de esa manera de comprendernos.

De esta manera los diferentes sistemas que vayan emergiendo en el mundo que vamos creando- sistemas educacionales, sociales, económicos, de trabajo etc. serán mas integrados y podrán dar mejores respuestas a las necesidades del complejo mundo en que existimos.

5/15/2009


La Vulnerabilidad fuente de Gran Fortaleza


Vivimos como si la vulnerabilidad no existiera o se pudiera evitar. Decimos - o nos dicen - cosas como: “Ten fuerza”, “Mantente firme”, “No pierdas tu ímpetu”; “Arriba el ánimo”, “No cejes en tu intento”. “No puedes flaquear”.
No nos gusta habitar la vulnerabilidad. Sin embargo, los seres humanos vivimos con la constante posibilidad de ser heridos física o moralmente. Estamos expuestos a diferentes instancias de posible muerte; la muerte física, la muerte social, la muerte como el término de una idea, de una etapa, de un proyecto.

Somos inevitablemente vulnerables.

En nuestro sentido común cotidiano, la necesidad de desarrollar fortalezas se hace más imperiosa en momentos de grandes cambios en la vida. En la vulnerabilidad “bajamos la guardia”, nos deshacemos de barreras y límites y nuestra fragilidad queda expuesta. Y eso no nos gusta. Hemos aprendido que lo bueno es ser fuertes, estar protegidos, tener resistencia y empuje.

Nos rehusamos a habitar la vulnerabilidad. Sin embargo, quedarse unos instantes en la vulnerabilidad nos ayuda a percibir y estar sensibles a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea; podemos escuchar el susurro interno que nos conecta con todo.

Estando en un estado vulnerable, bajando nuestros muros de defensa y diluyendo los límites con otros, entramos en un estado de una cierta inocencia desde donde podemos dejar fluir la fortaleza de nuestra más profunda pasión.

La paradoja es que al aceptar la vulnerabilidad en nuestras vidas damos lugar a una gran fortaleza; la autenticidad

Y… se nos abren las puertas para crear con otros, en el entusiasmo serio y en el fluir juguetón, liviano; recibiendo las señales, las personas, las ideas y los nuevos sentimientos que aparecen.

1/17/2009

El arte de existir; el arte de conversar




El mundo está revuelto y el temor ronda las vidas de muchos en estos días. El hambre y la sed del alma aumentan en momentos de desafío. Son momentos en que aquello que, “de verdad”, nos importa aparece con más fuerza, aunque a veces no es tan obvio a primera vista.
“La existencia Humana ocurre en el espacio relacional de la conversación” dice Humberto Maturana.
Existimos en muchos tipos de conversaciones, en el trabajo, en la casa, en la calle, en la familia, con la almohada. Ninguna conversación es irrelevante en nuestras vidas. Algunas son operativas o funcionales; otras necesarias para la coordinación con otros, algunas son de vital importancia para nuestros proyectos y hay algunas, aparentemente, inútiles. Sin embargo, cada una de ellas nos “toca” de diferente manera.

En el arte de conversar se va conformando la existencia y se van creando realidades; cada uno aporta sus visiones y perspectivas; cada cual desde la emoción o el ánimo de ese momento; y la transformación ocurre. Nunca somos los mismos después de una conversación con alguien. Conversar es crear con otros a partir de las infinitas posibilidades a la mano. Si queremos nuevas soluciones, necesitamos nuevos tipos de pensamientos y estos surgirán de compartir muchos espacios de relaciones con otros; muchas conversaciones.
Cuando hablamos desde la verdad de nuestras almas y escuchamos a otros hablar desde las suyas, de sus pasiones y sus historias y dejamos que éstas nos muevan, experimentamos la existencia misma, la vida en su constante transformación. Cuando somos conscientes de lo que las conversaciones nos producen; somos más concientes de nuestras vidas.
Los seres humanos somos sistemas vivos insertos en un gran sistema vivo (La Tierra) dentro de un gran sistema mayor (El Universo) y hemos creado sistemas y subsistemas que entrelazados influyen todos en todos. Estamos, nos demos cuenta o no, involucrados en todo. Todo lo que hacemos afecta todo. Por lo tanto juntos podemos ser más sabios y creativos que solos.
Conversar acerca de lo que nos importa, respetando las visiones particulares, sin intentar imponer a ninguno lo que creemos que es verdadero o importante, abre posibilidades insospechadas. No tenemos control de lo que sucede, ni de las posibilidades que surgirán pero si sé, por experiencia, que las posibilidades siempre responden a nuestras acciones, a nuestras creencias y al cuidado que ponemos en lo que hacemos.
Los invito a practicar el arte de conversar e ir creando la existencia humana que anhelamos.
Los invito a que tengan conversaciones derivadas de preguntas tales como: ¿Qué es lo que me importa en la vida? ¿Para qué estoy haciendo lo que hago? ¿Hacia donde voy y qué quiero elegir? ¿De qué manera lo que hago y la manera en que lo hago afecta a otros? ¿Es posible hacer lo que hago de manera diferente? ¿Qué es lo que me importa, en este momento en la vida realmente?
La alegría que resulta de abordar estas conversaciones, eleva el espíritu contribuye a estar bien, al mismo tiempo a encontrar posibilidades de soluciones y respuestas para ocuparnos de aquello que nos tiene pre-ocupados.

1/07/2009

El estado poético en la Sustentabilidad





Desperté esta mañana preguntándome si tal vez estaba siendo ingenua o demasiado inocente, una vez más, respecto a lo que yo veía como indispensable en este tema de la sustentabilidad, cuando me tropecé con unas notas que había hecho de un libro llamado “El método : “La Humanidad de la Humanidad” de Edgard Morin. En particular un capítulo llamado “Más allá de la razón y la locura” en el cual habla acerca del estado poético y de cómo este estado de: emoción, cuidado y afecto, es un estado del alma que sobrevive en las relaciones con el otro, con las comunidades, con lo imaginario, lo estético y lo lúdico.

Esa lectura más el regalo de un amigo, de sus escritos de poesía; y la lectura de algunos de sus poemas me trajeron un instante de claridad repentina. Elijo entonces, mantener esta “inocencia”. Me parece necesaria para cultivar el estado poético integrado con el prosaico y desde ahí ser capaces de trabajar para un mundo sustentable para todos.

Es este estado el que fertiliza las semillas de la inventiva, la creatividad, la originalidad, la lucidez. Es un estado de Amor.

Este estado poético, de amor por la vida, por otros seres humanos, por nuestra querida Tierra y todo aquello que existe a partir de su nutritiva generosidad y abundancia, me es arrebatado por la avalancha de información acerca de las medidas a tomar para “rescatar” al planeta de nosotros mismos. En particular, en estos días, por la cantidad de medidas y propuestas de solución frente a la crisis económica.

Veo como solemos vivir principalmente en lo prosaico, como dice Morin. Es decir ocupados de lo funcional y de la utilidad en lo que hacemos para sobrevivir, trabajar y producir para mantener lo conseguido. Todo absolutamente necesario y valioso. Sin embargo cuando no alejamos de la afectividad que significa el estado poético, las soluciones siguen siendo fragmentadas, parciales. No toman en cuenta la totalidad que somos, tanto a nivel de individuo como colectivamente.

No hay duda que lo que acontece en el mundo en estos días, como la situación en la franja de Gaza, requiere de acciones concretas, del tipo prosaico, funcionales de primera necesidad. También de conversaciones para lograr unión de voluntades y facilitar acuerdos que ayuden a evitar más muertes; de “inocentes” y de los “no inocentes”. Al final todas son vidas. Me pregunto si será posible lograr acuerdos sin la presencia del estado de amor entre los seres humanos involucrados.

Creo que esta preocupación por la sustentabilidad no podrá ser atendida en la magnitud deseada por los seres humanos mientras no integremos los distintos aspectos de nuestro ser individual /sociedad/especie; lo estético/lo lúdico/ lo imaginario; la razón/la emoción /el espíritu, para mencionar algunos.

Veo más y más programas de televisión descalificando, atacando, criticando el “sistema” de vida actual. Creo que sería más útil ir desarrollando un nuevo sistema, nuevos modelos o visiones de mundo que dejen al anterior obsoleto y no desperdiciar energías en tratar de destruir el anterior. Para esto se requiere vivir y ser desde el estado poético de amor, como en el prosaico del hacer. Necesitamos mantener nuestra integralidad y organizar nuestras capacidades de una manera diferentes como seres humanos al mismo tiempo que nos vamos adecuando a los cambios que demandan los tiempos. Amor, creatividad, imaginación y capacidad de hacer no pueden estar separados.