En los últimos meses se me ha hecho tan evidente que, en algunas ocasiones, por más que trabaje, ponga mi energía y mi buena onda; por mucho que haga uso de todas las habilidades, capacidades y conocimientos disponibles para lograr algo que deseo, no resulta según lo esperado. Me ha ocurrido con “deseos pequeños” y en otros “grandotes”.
En estos días estoy empezando a comprender que “lo que yo deseo” y “lo deseable para mi”, son dos cosas diferentes.
Y aquí es donde el flujo de la vida entra en acción.
Parece que la vida tiene su propio “deseo”, hacia el cual va entretejiendo lazos de una manera aparentemente misteriosa. Suceden encuentros, viajes, aparecen libros, aromas, surgen conversaciones.
Sin embargo, si pongo atención puedo descubrir poco a poco esta sutil trama que la vida va armando y desplegando. Y el misterio, por instantes, se devela
Es un tipo de atención suelta, no focalizada en lo que “deseo” lograr. Es un tipo de atención “oscilante”. Tiene un cierto vaivén, en el cual voy captando lo que va y lo que viene mientras estoy siendo, en cada instante, un todo en mi misma y parte de todo al mismo tiempo. Parte de un todo que no consigo conocer a simple vista, a simple olfato, a simple gusto, o a simple oído o tacto. Un tipo de atención que requiere de algo distinto que mis cinco sentidos.
Sin embargo, sé que la trama se está tejiendo para conseguir lo “deseable”, que finalmente coincidirá, de alguna manera, en algún momento y lugar con lo que había identificado como mis “deseos”, para mi y los que me rodean. ¿Cómo lo sé? Sólo por que lo estoy viviendo, sintiendo, observando, percibiendo y por último, porque tal vez lo estoy creando así.
La conciencia de un hacker
Hace 10 años.